Un viejo pueblo, hoy ciudad, se transforma en el sitio donde
se desarrollan mis novelas. Está situado en el interior profundo de Uruguay y —al
estilo del Aleph de Borges, es un pueblo donde se reflejan todos los otros— es
todas las ciudades y no es ninguna.
Por lo tanto tiene un río con playas de arena gruesa donde
se pesca, se juega al fútbol, a determinadas horas se llenan las calles de
niños con túnicas blancas y grandes moñas azules… y refleja la vida del hombre
de forma más expuesta, más vista. Un lugar donde todo se sabe y no todo se dice..
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